martes, 31 de marzo de 2009

EL FUTURO




























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Idiom : Spanish (urban version from 2009)
Place/time : Asylum, 6077 d.C (Others not allowed)

Recording... Remaining time – universal eternity
Please talk …


¿Esto ya está grabando?... A ver cómo nos entendemos.

Ejem, ejem... ¡Mierda de tecnología! ¿Qué era lo que yo quería decir? ¡Si no fuera por este robot que soporta todo lo que le hablo no tendría con quien hablar!

Vamos a ver; voy por la avenida de las delicias del asilo de ancianos. Hoy es un día precioso aunque a nadie le interese eso. Siempre empiezo hablando del clima, será una costumbre de anciana decrépita. ¡Uy! Que se me va la cabeza. ¿Ese bip bip bip será que esto está grabando o estoy hablando sola por la calle como las locas? Vamos a hacer una prueba.

Bajo, sigo bajando a paso lento, muy lento por la Avenida de las delicias. Tengo que llevar los cascos y las gafas al especialista para que me los ajuste porque apenas escucho los bip bip que me mantienen viva y proactiva.

Hoy estoy algo cansada. La inyección del robot enfermera me ha despertado cinco minutos antes porque su sistema determinó que yo estaba semi muerta. ¡Máquinas! ¡Estoy muerta desde hace cuatro mil años!

Las calles están llenas de baches que pueden hacer que una abuela como yo se descalabre. Debo esquivarlos porque me niego a montarme en esas plataformas voladoras individuales para recorrer la ciudad como si fuera montada dentro de un huevo transparente. He visto ya muchos accidentes con abuelos que se han chocado entre ellos y los robots enfermeros han corrido a inyectarles el vita-totta para que se levanten de una patada energética en el culo. Me niego a ello. Yo creo que soy una de las últimas que mueve las piernas y pisa con los pies de manera natural en las plataformas asfálticas de polietileno.

¡Estos cascos! Como se me caigan al suelo la hemos cagado. En fracción de segundos tendré un puñetero robot enfermera recogiéndolos del suelo y clavándomelos al cráneo. Mis cascos, son lo único que me mantienen viva, allí reproduzco la música de todas las épocas por las que pasó la humanidad. A mí especialmente me gusta esa electrónica que se hizo en el siglo 21 ¡Me trae tantos recuerdos de cuando estaba viva! Eran buenos tiempos, salía con mis amigas, tenía novios por todas partes, mi coche, mi piso de 15 metros cuadrados ¡Ah, qué recuerdos!

Los beats me mantienen respirando. Sólo me desconecto cuando tengo que dormir. Me recuesto en la cama y el robot enfermera me inyecta la solución que despereza mis venas y soy capaz de dormir por meses, pero ella siempre me despierta al día siguiente para que no me olvide que hay una razón para mantenerme viva: Vivir.

Hago todo lo que dice el robot médico holográfico: hago ejercicio físico todo el día conectada a esa música vieja, me trago las vitaminas que se inflan en mi estómago, y de vez en cuando hago algún viajecito interestelar con esas puertas dimensionales que aún no aprendo a usar pero que me despeinan todo el rato. ¡La madre que las parió! ¡Todo está diseñado para gente joven!

Un momento; tengo una llamada. ¡Es mi hija! A ver si un día me entero cómo van las gafas para comunicarme con ella y verla y oírla a la vez. Siempre se me va el audio y la imagen al carajo.

La navidad pasada mi hija adoptada me regaló esta puerta dimensional que es como una funda de almohada de las de antes pero más grande, y sólo tengo que extenderla en cualquier sitio para transportarme donde quiera (dentro del asilo) gracias a un ordenador que lee los pensamientos. Pero por más ella me lo ha explicado por espacio-conferencia como va la cosa, no me entero. Y digo yo, si fuera tan fácil de usar el cacharro éste ¿porqué no se compra ella una y me visita más seguido?. Seguro que es porque está ocupada con su trabajo, sus tres esposos y con los tratamientos para mantenerla siempre joven y viva... Si no me equivoco y me salen las cuentas yo creo que ella murió de manera natural hace un par de décadas pero se mantiene como una moto gracias a las inyecciones de vita-totta. Ahora que lo recuerdo, ella con ninguno de sus esposos se ha planteado adoptar hijos. Ella dice que eso es para humanas histéricas.

¡Humanas histéricas! ¡Será hija de puta! Si esa hija adoptada malagradecida mía supiera lo que sufrimos el año 2050 con el virus genético de los estadounidenses que se les descontroló por el aire y envenenó a todas las mujeres del planeta haciéndolas infértiles. Ese año el mundo se condenó a la extinción y, a la fecha, el mismo puñetero gobierno estadounidense sigue pidiendo disculpas. Nunca más una mujer podría tener hijos ni siquiera a través de inseminación. Todas las mujeres se secaron por dentro y ya no hubo razón para casarse ni buscar la felicidad. El individualismo creció como la espuma y los gobiernos mundiales comenzaron sólo a pensar en los seres humanos como unidades afectivas. El crecimiento demográfico se detuvo en seco y el último niño que nació por parto natural vino al mundo deforme con la misma cara de Michael Jackson.

En esta esquina debo tener cuidado. La esquina de la calle ferrocarril del asilo está hecha polvo y ha sido siempre conflictiva. En esta esquina siempre se chocan los abuelos montados en las plataformas. Por eso siempre hay una unidad vigilando que nadie se vaya a meter un piñazo porque es un gasto de energía desorbitante recoger a dos abuelos accidentados para revivirlos con la inyección esa y, menos aún dejarlos morir para cremarlos por petición de la familia.

Recuerdo Madrid con sus rascacielos y su gente joven volando por los aires a sus trabajos con la prisa que sólo tienen ellos; las mujeres divinas pasear ostentosas con sus maletines, los hombres obsesionados con los resultados del fútbol con el planeta vecino (los de las colonias exploradoras) ¡Ese es el Madrid que me gusta, el de hace unas décadas atrás!

Hubo un tiempo que la antimateria nos mantenía en un estado de guerra latente. Eso hasta el año 4058 en que, la que era nuestra principal fuente de energía, llevó la desgracia a medio oriente ¡Dónde más si no! ¡Esos hijos de puta que en nombre de su ridículo Dios son capaces de poner el mundo patas arriba! ¡Es increíble que, siendo que casi rozamos el 6077, aun tengamos gentuza que cree en cosas invisibles! Si fuera por mí les hubiese exterminado antes a ellos y no como hizo USA al exterminar a todos la raza oriental.

Mi hija, siempre que me llama, dice que me calme; ahora por ejemplo veo su imagen pero no tengo audio, pero sé que estará diciendo que no me meta en política universal a ver si me van a escuchar los del asilo y me van a tener durmiendo por días por rebelde porque que cada vez que me exalto no me tomo las medicinas. ¡No hay cosa que me joda más! ¿Qué es eso que me quede calladita? ¡Faltaría más! Una vez incluso me amenazó que si no dejaba de revolver el gallinero en el asilo con mis cosas contra USA iba a dar la orden para que me congelaran como a un palito de merluza ¡Eso le gustaría a ella porque así le saldría más barato el asilo!

Yo con las fechas me suelo hacer un lío. Después de todo sólo soy una vieja inútil aquí encerrada en la unidad de tratamiento de Madrid. Sé que hay unidades para viejos como yo por todo el mundo porque fue decisión de la Unión europea plantarlos por doquier y llenarlos de viejos inútiles como yo. Todo gracias a que un par de siglos atrás se demostró que los planetas colindantes eran aptos para la subsistencia humana si los colonos se inyectaban de por vida una proteína que transformaba cualquier gas en oxígeno ¡Y todo el mundo de mudó de planeta, incluso yo, pero aquí estoy de vuelta! Ya sabéis, los viejos estorbamos en todas partes.

Pero eso de la colonización universal fue antes del cataclismo de la antimateria que sacó al planeta de su eje de rotación. La Tierra comenzó a vagar por el universo como una pelota de ping-pong siguiendo una trayectoria que alteró las leyes gravitatorias, las mareas y ya no hubo razón para creer que había un Dios que controlaba algo ¡Si estábamos a la deriva en el universo, quien iba a controlar nada!

¡Si yo me pusiera a hablar no veas la que liaría!

Yo recuerdo que cogí a mi niña adoptada y me lié la manta a la cabeza y me fui con lo puesto. La Tierra se anegó completa como cuando llueve en Levante. Nos compramos un billete de estos interestelares y, antes del viaje, nos inyectaron la solución ésa para morirnos y revivirnos con el vita-totta, la enzima que permitía respirar en cualquier ambiente. Pero claro, para eso nos tuvimos que morir como seres humanos y renacer como colonos. Pero a mí qué más me daba, si era un pinchacito de ná. Era como una visa de las de antes. Claro, no todos tuvieron derecho a ella, pero ese es otro cuento, ya sabéis.

Yo, recuerdo que desperté en aquella sala de post operatorio con mi niña al lado que jugaba con las enfermeras robots y me asomé a la ventana. Al otro lado tenía el planeta tierra, tan bello y tan desgastado. De los antiguos continentes apenas se vislumbraban las costas; era casi todo mares y mareas. Y me sentí feliz de salir de allí. A mi familia la dejé viviendo en las plataformas marinas a esperas que aceptaran sus solicitudes también para emigrar.

Con el tiempo se diseñaron nuevas naciones y ciudades idénticas sobre las antiguas como se hizo con Troya en la antigua Grecia y la base era una gran plataforma semi translúcida donde, si te agachabas y te pegabas al suelo, podías ver la sombra de los pocos peces y bicharracos que sobrevivieron al cataclismo.

¡Este sitio está lleno de ancianos! Son seres humanos que se mantienen vivos a la fuerza hasta que quieran sus familias dejarles morir sin la inyección (que es cuando se les acaba el dinero que se paga por el asilo) o bien pueden volver con ellos si aceptan inyectarse vitta-young que es una porquería que te tiene meses vomitando dentro de una cámara de gas y te rejuvenece hasta tener treinta años. Dicen que las colonias están superpoblándose de ancianos de 30 años, todos guapísimos pero con ganas de morirse de una vez.

¡Fíjese usté! Aquí nos tienen, nuestras familias, en el asilo de Madrid toda entera para nosotros, conectados a un sinnúmero de cosas para mantenernos vivos. ¡Ni siquiera soy capaz de cagar si no es por algún tubito que tengo metido en alguna parte!

Un día voy a ceder. Voy a ir a la Seguridad social del asilo y me apuntaré al programa de rejuvenecimiento para que me dejen como cuando tenía 30 y, así pueda salir de aquí para irme con mi hija adoptiva aunque después solo tenga ganas de morirme.

No sé porqué la Humanidad llegó a este orden de cosas tan injusto. No entiendo porqué te mantienen vivo y no te dejan morir cuando te da la gana. Encima te castigan por tener el aspecto de un anciano y te mantienen retenido en un asilo. ¿Eso está bien?

Yo, si de mi dependiera, volvería al antiguo orden de cuando vivías ciento cincuenta años y luego te morías de manera natural. Ahora no; ese loco afán de super-poblar el universo con generaciones artificiales de jóvenes de cuerpo pero añejos de espíritu. ¿Qué va a ser de nosotros?

La ciudad asilo está tan fea con toda esa publicidad que nada más resalta la belleza de la juventud que vivo deprimida. Otro día saldré a dar un paseito un poco más allá de la calle ferrocarril, ahora estoy muy cansada y la energía de mis gafas pantalla y los reproductores cada día me duran menos. Creo que voy a llamar a uno de las enfermeras robot que están en cada esquina para que me enseñe cómo usar la puerta dimensional para volver a casa ¡Estoy tan desmemoriada últimamente!

Los días son tan luminosos dentro de esta pecera de planeta. Es como que nunca anocheciera, siempre hay luz artificial, si me caigo al suelo no me hago mucho daño, me alimentan, me mantienen viva y fresca, me cuidan e incluso algunos robots me quieren. Solo extraño a mi hija adoptada.

¡La echo tanto de menos que duele!

Me voy a casa, estoy harta de caminar por caminar. Debería dejarme morir para probar si algún robot de éstos se da cuenta y me revive a tiempo. Esta noche haré la prueba para ver qué tan sensibles son a los sentimientos humanos. ¡Uy! ¿He dicho humanos? ¡Pero si yo llevo muerta desde la época de la colonización! Si estoy viva gracias a todo lo que me inyectan.

¡hace siglos que no nace nadie de manera natural! Quizá eso es lo que hecho de menos más que a mi hija... Echo de menos la humanidad de la gente. A veces me pongo a pensar y llego a la misma conclusión: los seres humanos renunciaron a su vida para poder salir de un planeta agonizante a colonizar otras galaxias y mira lo que son las ironías que han vuelto a La Tierra nada más que los despojos de esos colonizadores transformados en trozos de piel andantes que se niegan a rejuvenecer.

¡Un día me voy a escapar sólo para dejarme morir y saber qué se siente que nadie venga a hacerte reaccionar artificialmente!

Cada vez escucho más débilmente los bips que me recorren. Voy a llamar a un robot enfermera que me ayude a regresar a casa porque estoy algo desorientada. Otro día seguiré hablando y grabando mis quejas de vieja aburrida.

¿Oís ese pitido?

... End of transmision....

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